En los últimos días se ha introducido en la discusión nacional el tema de las patentes, alguien inclusive hablo de la socialización de las patentes. Según entiendo algunas personas comentan que esta figura jurídica encarece el producto, perjudicando de de esta manera a miles de personas que por falta de recursos no pueden adquirir el bien. Por lo que recomiendan liberar la patente para que haya más competencia y así baje el precio de venta.
Una vez más personas que manifiestan querer hacer justicia proponen medidas que a la larga lo que hacen es perjudicar al que quieren beneficiar. La Real Academia define la patente como: “documento en que oficialmente se otorga un privilegio e invención industrial de lo que el documento acredita”. Igualmente el Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI) señala que. Es el derecho que confiere el Estado al inventor para la explotación exclusiva del invento, en el territorio donde se solicitó protección por un período de tiempo determinado. Una patente es un título de propiedad de una invención tecnológica, la protección legal dada por un título de patente confiere al inventor el derecho exclusivo de explotar comercialmente la invención dentro del territorio del país que otorga el derecho.
Como se desprende de lo señalado en los párrafos anteriores, la patente tiene el objetivo de proteger la propiedad intelectual y la integridad económica del inventor, del innovador. Como lo sabe cualquier emprendedor, lograr un invento, desarrollar una innovación es un arduo trabajo, como alguien una vez comento, se requiere 5% de inspiración y 95% de transpiración. La casi totalidad de los descubrimientos, sobre todo en el caso de la medicina requiere horas, meses inclusive años de investigación, tiempo este en el cual se incurren en altos costos. Uno de los propósitos del otorgamiento de las patentes es la de darle un derecho de exclusividad de producción al inventor a fin de que tenga ganancias por encima de lo normal y así pueda recuperar la inversión realizada en investigación y desarrollo.
¿Qué pasaría si no existiera la figura de la patente? y cualquiera pudiera manufacturar y comercializar el invento. Simplemente sucedería que nadie se tomaría la molestia de realizar investigaciones. La economía es una cuestión de incentivos y aparte de la vocación humanitaria que puedan tener muchos investigadores, la posibilidad de poder recuperar la inversión realizada es la que permite conseguir los financiamientos necesarios para llevar adelante los proyectos de investigación.
La pregunta es: ¿Cómo abaratamos el precio de venta de las innovaciones sin que se genere un desestimulo para la investigación y desarrollo de los nuevos productos? Sobre todo en áreas tan importantes como la industria farmacéutica y la de la medicina. Este es uno de los pocos casos en que justifico la intervención del Estado. Este debería organizar todo un plan de apoyo y financiamiento a los proyectos objetos de comercialización. El Estado debe estar en conocimiento de los proyectos de investigación que se estén realizando en las universidades y laboratorios del país, y luego de un proceso exhaustivo de evaluación seleccionar un grupo de proyectos con altas probabilidades de poder ser comercializado. Recordemos que el estado es el único con posibilidades de asumir el costo, y reflejarlo como inversión. Países, como en el caso de Irlanda donde se ha aplicado esta modalidad de relación Estado-Universidad, han obtenido grandes éxitos, inclusive el Estado ha podido lograr la recuperación de la inversión realizada.
Para lograr mantener la competitividad ante otros se requiere, un mayor estímulo a la investigación y desarrollo, no lo contrario. Meditemos las cosas bien antes que comprometamos nuestro futuro
Una vez más personas que manifiestan querer hacer justicia proponen medidas que a la larga lo que hacen es perjudicar al que quieren beneficiar. La Real Academia define la patente como: “documento en que oficialmente se otorga un privilegio e invención industrial de lo que el documento acredita”. Igualmente el Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI) señala que. Es el derecho que confiere el Estado al inventor para la explotación exclusiva del invento, en el territorio donde se solicitó protección por un período de tiempo determinado. Una patente es un título de propiedad de una invención tecnológica, la protección legal dada por un título de patente confiere al inventor el derecho exclusivo de explotar comercialmente la invención dentro del territorio del país que otorga el derecho.
Como se desprende de lo señalado en los párrafos anteriores, la patente tiene el objetivo de proteger la propiedad intelectual y la integridad económica del inventor, del innovador. Como lo sabe cualquier emprendedor, lograr un invento, desarrollar una innovación es un arduo trabajo, como alguien una vez comento, se requiere 5% de inspiración y 95% de transpiración. La casi totalidad de los descubrimientos, sobre todo en el caso de la medicina requiere horas, meses inclusive años de investigación, tiempo este en el cual se incurren en altos costos. Uno de los propósitos del otorgamiento de las patentes es la de darle un derecho de exclusividad de producción al inventor a fin de que tenga ganancias por encima de lo normal y así pueda recuperar la inversión realizada en investigación y desarrollo.
¿Qué pasaría si no existiera la figura de la patente? y cualquiera pudiera manufacturar y comercializar el invento. Simplemente sucedería que nadie se tomaría la molestia de realizar investigaciones. La economía es una cuestión de incentivos y aparte de la vocación humanitaria que puedan tener muchos investigadores, la posibilidad de poder recuperar la inversión realizada es la que permite conseguir los financiamientos necesarios para llevar adelante los proyectos de investigación.
La pregunta es: ¿Cómo abaratamos el precio de venta de las innovaciones sin que se genere un desestimulo para la investigación y desarrollo de los nuevos productos? Sobre todo en áreas tan importantes como la industria farmacéutica y la de la medicina. Este es uno de los pocos casos en que justifico la intervención del Estado. Este debería organizar todo un plan de apoyo y financiamiento a los proyectos objetos de comercialización. El Estado debe estar en conocimiento de los proyectos de investigación que se estén realizando en las universidades y laboratorios del país, y luego de un proceso exhaustivo de evaluación seleccionar un grupo de proyectos con altas probabilidades de poder ser comercializado. Recordemos que el estado es el único con posibilidades de asumir el costo, y reflejarlo como inversión. Países, como en el caso de Irlanda donde se ha aplicado esta modalidad de relación Estado-Universidad, han obtenido grandes éxitos, inclusive el Estado ha podido lograr la recuperación de la inversión realizada.
Para lograr mantener la competitividad ante otros se requiere, un mayor estímulo a la investigación y desarrollo, no lo contrario. Meditemos las cosas bien antes que comprometamos nuestro futuro
