Dedicado a la Sra. Bellanira López
Mucha gente se extraña de que siendo mi papá
caraquista, sus hijos resultaron magallaneros (mi hermano, Juan Carlos, también
es fanático de la nave turca).
No es ningún misterio.
Mi papá, aunque es un eterno enamorado del
beisbol, nunca influyó sobre nosotros para que tomáramos parte de ese hermoso
deporte. En la época no existía la maquinaria promocional que existe ahora, mi
gorra siempre tenía una “V” o una “T” por “Vigilantes de Tránsito”, de tal
forma que no había una solidaridad hereditaria con el equipo de la capital.
Adicionalmente, es bien conocido que a nadie le
gusta perder y gran parte de mi infancia y adolescencia coincidió con una gran
época vivida por los Navegantes del Magallanes. A comienzos de los setenta
surge El Poder Negro con Clarence Gaston, Pat Kelly, Ivan Murrel, Jim Holt,
Harold King y Dave Parker, donde participan en la Serie del Caribe de 1970, donde
el escenario fue el Estadio Universitario de Caracas. Magallanes se apoya en el
pitcheo y obtiene el primer título del Caribe para un equipo venezolano,
venciendo a los representantes de República Dominicana y Puerto Rico.
Creo que no
hay nada mejor para mantener la alegría en una familia venezolana, que en ella
existan fanáticos de los dos grandes rivales, Magallanes y Caracas, gane quien
gane, siempre habrá alguien contento y echando broma de la buena, estos son
unos momentos master card, se los aseguro.
Pero como
todo en la vida tiene un precio , me
enamoré de una caraquista. Una de las primeras citas que tuvimos, fue ir al Estadio
Universitario a ver un juego entre los
dos equipos. La chaperona, resulto mi cuñada, una mujer de un ánimo ligeramente
inferior a su fanatismo por los Leones del Caracas. TODO EL MUNDO se enteró de
que yo era fanático del Magallanes ¡claro! Estábamos sentados en la preferencia
de tercera base, para mi, Territorio hostil.
Esa fue la
noche perfecta para mi cuñada. Ganaron y la guachafita que armó, bueno en
verdad todavía no la ha terminado, ganen o pierdan, no deja de echarme broma. Eso
es lo grande de este deporte y de esta
maravillosa rivalidad.
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