martes, 10 de febrero de 2009

EN REFERENCIA A LA ENMIENDA

El próximo 15 de febrero, los venezolanos votarán a favor o en contra de una enmienda constitucional que permitiría al Presidente de la República optar a la reelección cuantas veces lo quiera. Muchas han sido las opiniones de los que están a favor y muchos los que están en contra, el país se encuentra tristemente dividido en una lucha que nunca ha debido comenzar. El economista Gordon Tullock, quien por muchos años estudió el aspecto económico de la política, en  su libro “Los motivos del voto” (Espasa.Calpa,1979) advierte: “Una democracia no puede soportar la prueba de la guerra social e ideológica; puede salvar sus discrepancias de accidente pero saltará hecha pedazos si lo que se cuestiona es el  modelo de sociedad mismo sobre el que la democracia asienta”|.

A continuación quisiera compartir algunas reflexiones sobre la conveniencia o no de aprobar la enmienda. En primer lugar, el gobierno está en lo cierto cuando afirma que la aprobación de la enmienda no quiere decir que el presidente se vaya a reelegir indefinidamente, ya que esto depende de la voluntad del pueblo quien decide si se queda o se va, eso es correcto, y me parece un error de la oposición insistir en esto. Lo que realmente significaría la aprobación de la enmienda es que abriría la posibilidad de que el presidente se pueda reelegir, cosa que es tan o más grave que se reelija. La gravedad radica en que seriamos nosotros que permitiríamos esa posibilidad.

El presidente es tan humano como todos y tan político como todos los políticos, si ve abierta la posibilidad de ser reelegido, lo intentará y utilizará todos los recursos a su disposición. Lo intentará porque es la actitud normal de un político. Tullock, nos explica “… el político se abre paso al poder tras una batalla abierta con otros políticos por los votos del pueblo. Cuando lo alcanza, su conducta se dirige a la permanencia y es su voluntad orientada por ese sentimiento la que toma decisiones, nunca la del pueblo.”

Todo político que se le permita reelegirse, lo hará, ya que luchará por no perder el poder adquirido. El poder seduce, embriaga y su pérdida es dolorosa. Por lo tanto es deber del pueblo limitar la permanencia de sus dirigentes en el poder y así impedir el surgimiento de la figura del caudillo, que tanto daño le hizo al pueblo venezolano durante el siglo XIX y principios del XX.

¿Quién sería el gran perdedor con la aprobación de la enmienda?, aunque resulte contradictorio sería el mismo partido de gobierno, el triunfo del “SI” iniciaría la muerte del PSUV. Ningún partido puede sobrevivir si no se renuevan periódicamente sus autoridades, si no evoluciona con el debate ideológico, si no recibe la inyección de la pasión de la juventud. Esto es imposible si las autoridades se atornillan a unos cargos siguiendo el ejemplo de su máximo líder.

En mi memoria hay unos de esos refranes que no sabes ni cuando, ni donde, ni de quien lo escuchaste, pero que siempre lo tienes presente: “el que se mete a político es porque quiere ser presidente”.

Aunque sé que es difícil, nuestro voto debe despersonalizarse, ya que no es simplemente que un hombre determinado se pueda reelegir. Sino la cuestión es que permitamos, que nuestros dirigentes en general puedan permanecer indefinidamente en el poder. Que sea nuestra conciencia nuestra mejor consejera

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