Se puede decir que soy una de esas personas que no pueden ver un libro sin sentir la necesidad de leerlo en forma inmediata. Esta situación me ha traído grandes satisfacciones, en especial, en la de iniciarme en el conocimiento de algunas materias, que sin ser de mi especialidad, me han interesado conocerlas. Una de estas materias es la política, he leído algo de teoría y mucho de las biografías de los grandes líderes mundiales. Me gusta mucho la de Winston Churchill, claro después del más grande de todos. El Libertador.
En todas mis lecturas, el adjetivo mas repetitivo ha sido el de “servidor público”, para referirse a los líderes políticos. El que le presta un servicio a la población, traducido libremente o el que se debe a una población, afirmarían algunos. Por lo tanto una persona que quiera dedicase a la política debería tener una gran vocación de servicio, bueno esto es lo que se desprende de la lectura de los libros.
Hasta hace poco, ese era mi único contacto con el mundo político, mi biblioteca personal, y tal vez algunas horas frente a la tele, viendo las entrevistas y declaraciones de nuestra dirigencia política. Hace poco el destino, me puso en contacto con un joven político, candidato a la alcaldía de su ciudad, con una fe incuestionable en la legalidad y en la opinión del electorado. Quiso también el destino que de alguna forma u otra presenciara algunas de sus reuniones y tratara de ayudarlo en alguna cosas.
He presenciado su lucha por defender el pacto celebrado el 23 enero, en el cual se establecía que solo la opinión del electorado seleccionaría ese candidato que unificaría a la oposición. Para eso se ha preparado fuertemente los últimos meses, para ganar las encuestas.
En los últimos días se ha observado un incremento en las reuniones entre los diferentes partidos, comenzando un proceso de declinaciones de los candidatos, apoyos a otros, en los cuales se negocian los diferentes cargos, en fin, cuadrando la verdaderas aspiraciones de cada quien. Es decir los próximos gobernadores y alcaldes serán elegidos, no por el apoyo popular sino por su peso específico dentro del partido, por su lugares en un tablero estratégico en donde juegan la cópulas partidistas, ¿entonces para que la mentira de las encuestas?¿Dónde queda la opinión del pueblo?.
Triste destino de una dirigencia política que se ha olvidado de la fuente de su legitimidad, “el elector”, triste destino al seguir utilizando la forma de hacer política del siglo pasado, sin comprender los cambios que ha traído la globalización, sin comprender que el venezolano ha cambiado y hoy día tiene una mayor conciencia política. Todos esperamos una transparencia total en el proceso de elección de los candidatos de la unidad, sino el único que se verá beneficiado es la abstención.
Al presenciar todos estos eventos me viene a la mente esa repulsión que tiene mucha gente a todo lo que se refiere a la política, todo da a entender de que tienen razón. Lo que debería ser una digna carrera al servicio de la comunidad, se convierte en una forzada marcha al servicio de intereses no siempre muy claros. Será que los que escriben esos libros que he leído, no conocen la realidad, o simplemente es que de los libros al hecho en verdad existe un gran trecho.
En todas mis lecturas, el adjetivo mas repetitivo ha sido el de “servidor público”, para referirse a los líderes políticos. El que le presta un servicio a la población, traducido libremente o el que se debe a una población, afirmarían algunos. Por lo tanto una persona que quiera dedicase a la política debería tener una gran vocación de servicio, bueno esto es lo que se desprende de la lectura de los libros.
Hasta hace poco, ese era mi único contacto con el mundo político, mi biblioteca personal, y tal vez algunas horas frente a la tele, viendo las entrevistas y declaraciones de nuestra dirigencia política. Hace poco el destino, me puso en contacto con un joven político, candidato a la alcaldía de su ciudad, con una fe incuestionable en la legalidad y en la opinión del electorado. Quiso también el destino que de alguna forma u otra presenciara algunas de sus reuniones y tratara de ayudarlo en alguna cosas.
He presenciado su lucha por defender el pacto celebrado el 23 enero, en el cual se establecía que solo la opinión del electorado seleccionaría ese candidato que unificaría a la oposición. Para eso se ha preparado fuertemente los últimos meses, para ganar las encuestas.
En los últimos días se ha observado un incremento en las reuniones entre los diferentes partidos, comenzando un proceso de declinaciones de los candidatos, apoyos a otros, en los cuales se negocian los diferentes cargos, en fin, cuadrando la verdaderas aspiraciones de cada quien. Es decir los próximos gobernadores y alcaldes serán elegidos, no por el apoyo popular sino por su peso específico dentro del partido, por su lugares en un tablero estratégico en donde juegan la cópulas partidistas, ¿entonces para que la mentira de las encuestas?¿Dónde queda la opinión del pueblo?.
Triste destino de una dirigencia política que se ha olvidado de la fuente de su legitimidad, “el elector”, triste destino al seguir utilizando la forma de hacer política del siglo pasado, sin comprender los cambios que ha traído la globalización, sin comprender que el venezolano ha cambiado y hoy día tiene una mayor conciencia política. Todos esperamos una transparencia total en el proceso de elección de los candidatos de la unidad, sino el único que se verá beneficiado es la abstención.
Al presenciar todos estos eventos me viene a la mente esa repulsión que tiene mucha gente a todo lo que se refiere a la política, todo da a entender de que tienen razón. Lo que debería ser una digna carrera al servicio de la comunidad, se convierte en una forzada marcha al servicio de intereses no siempre muy claros. Será que los que escriben esos libros que he leído, no conocen la realidad, o simplemente es que de los libros al hecho en verdad existe un gran trecho.
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